El teletrabajo, impulsado exponencialmente por la aparición de la pandemia ocasionada por la Covid-19, ha venido para quedarse. De hecho, cada vez son más los profesionales que, por obligación o por elección, terminan desarrollando sus actividades laborales de forma remota. Por ello, contar con una oficina en casa es ya prácticamente una necesidad para la mayoría de las personas.
En el artículo de hoy te ofrecemos algunas de las claves para montar una oficina en casa desde la cual puedas desarrollar tus jornadas de trabajo de forma remota. ¿Nos acompañas?
Como hemos venido adelantando, actualmente vivimos inmersos en un mundo digital donde muchos de los trámites administrativos, gestiones y actividades precisan de un ordenador con conexión a Internet. Así que el teletrabajo – o trabajo en remoto – es también una solución que cada vez exploran más empresas y empleados.
Es más, una vez que ha pasado lo peor de la pandemia, han surgido previsiones que parecen apuntar a que esta modalidad de trabajo online no será una moda pasajera. Lo que ha llevado a muchas de estas compañías – y a sus trabajadores- a prepararse y a dar el salto definitivo hacia el teletrabajo; ya que han podido constatar sus ventajas para cumplir con sus compromisos laborales y de negocio con las mismas garantías de éxito que con la modalidad presencial.
Antes de empezar a buscar buenos escritorios donde colocar nuestro ordenador y sus accesorios, hemos de ser conscientes de que la ubicación es más que importante para el teletrabajo.
Como bien es sabido, esta forma de trabajo a distancia precisa de conexión a Internet, por lo que ubicar nuestra pequeña oficina en casa necesita, como garantía de éxito, una buena conexión a la red del hogar. En Culmia te aconsejamos que, en la medida de lo posible, ubiques esta estancia en cualquiera de las habitaciones más cercanas al punto emisor de red inalámbrica del hogar, lo más próxima posible al router.
Además, ten en cuenta que el tamaño de la habitación disponible para ubicar nuestra oficina en el hogar será secundario. Muchas veces, incluso tener solo un pequeño espacio ayuda a aislar la estancia del resto de la casa y a teletrabajar mucho mejor; además de que, en condiciones normales, tan sólo necesitarás de un buen ordenador con conexión a internet, un escritorio y una cómoda silla donde sentarte durante tus jornadas laborales.
Unas buenas opciones para ubicar nuestra estancia de teletrabajo pueden ser la habitación de invitados o el cuarto de estar, ya que suelen ofrecer un espacio suficiente y tranquilo. En este sentido, es importante que elijas un lugar silencioso y que esté alejado de distracciones como la televisión o la radio; porque de lo que se trata es que puedas concentrarte sin problemas y de que seas tan o más eficiente que en la oficina o centro de trabajo.
Una vez decidida la ubicación donde instalaremos nuestra oficina en casa, hay que considerar la luz que tendrá esta estancia. Si no disponemos de un gran ventanal en cualquiera que sea la ubicación elegida, es más que recomendable emplear luz artificial en el pequeño despacho, gracias a la utilización de pequeñas lámparas de mesa o a la instalación de un buen sistema de iluminación LED, porque son soluciones que otorgarán una correcta visibilidad sin la necesidad de realizar un alto consumo eléctrico.
Y si dispones de una buena fuente de luz natural con la que abastecer la estancia, trata de evitar el trabajo a contraluz. Las sombras son enemigas de una buena visibilidad, al igual que la luz que incide de forma directa. Por eso, es recomendable que no coloques tu mesa muy cerca de la ventana y que, a ser posible, cuentes con persianas y/o cortinas que te ayuden a regular los rayos del Sol que llegan a la estancia.
¡Y recuerda calcular bien las medidas! Si por falta de espacio no te queda más remedio que colocar tu escritorio cerca de la ventana, ten cuenta el sistema de apertura de esta misma para no dar al monitor digital del escritorio cuando necesites abrirla. En estos casos, la opción mejor posicionada será incorporar ventanas correderas, que facilitarán notablemente la apertura de las ventanas.
Una vez elegida la posición y la ubicación de nuestro despacho, llega el turno de escoger el escritorio que mejor se adapte tanto a nuestras necesidades como a nuestro bolsillo.
Ya trabajemos con pequeños portátiles o con grandes monitores que estén acompañados por una impresora y un teclado, nuestro escritorio ha de ser, como mínimo, de unos 150 x 60 cm. De esta manera, obtendremos un espacio más que suficiente para la incorporación de elementos externos, como cuadernos, discos duros, portalápices o pequeñas lámparas de mesa que te permitirán llevar a cabo tu trabajo.
En cualquier caso, si para ti no es posible incorporar un buen escritorio, en el mercado existen diversas alternativas más que rentables para montar tu propia oficina en el hogar, como los escritorios abatibles, con los que ganarás mucho espacio en la estancia.
¡Ah! Y no olvides tampoco ubicar varios enchufes cerca del escritorio para conectar todo el equipo permanentemente. Incorporar un par de enchufes extra por encima del escritorio dará un extra a la funcionalidad del despacho.
En conclusión: es evidente que contar con un espacio específico para el teletrabajo en el hogar es un punto a favor para la funcionalidad de tu vivienda. Y más en estos últimos tiempos, donde cada vez más empresas apuestan por el teletrabajo y necesitan que sus empleados se adapten lo más rápido posible a esta modalidad.
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