Al igual que el invierno, el verano es una estación que nos invita a tomar medidas para evitar las temperaturas extremas en el entorno doméstico. En este sentido, la opción más sencilla probablemente sea recurrir al aire acondicionado, sobre el que recientemente ya te hemos dado algunos consejos para sacarle el máximo partido con un gasto mínimo. Pero hoy en Culmia queremos ir un paso más allá y proponerte una serie de soluciones sostenibles y saludables para proteger la casa del calor en estos meses.
La sostenibilidad no se lleva mal con la tecnología. La clave es usarla con conocimiento, para poder obtener un buen rendimiento con un consumo lo más ajustado posible. Por eso, quizá te resulte muy interesante saber que un ventilador en funcionamiento puede llegar a consumir hasta 15 veces menos que un sistema de aire acondicionado. Mientras el primero necesita 60Wh, el segundo emplea aproximadamente 1 000Wh, ya que tiene que poner en marcha un sistema mucho más complejo.
Por lo tanto, prioriza el uso de ventiladores para proteger tu casa del calor. En las horas más frescas, utiliza uno y procura colocarlo en la mejor zona de la habitación, en función de su sistema de expulsión de aire y de su potencia. Mientras que, si tienes aire acondicionado, limita su uso a los momentos del día con las temperaturas más altas (como a mediodía o a primera hora de la tarde) y apágalo una vez que hayas logrado refrescar el entorno.
Proteger la casa del calor en verano también es cuestión de estrategia y constancia. Ten presente que durante la noche y la primera hora de la mañana la temperatura no suele ser tan alta y el aire circula mejor. Así que no olvides abrir las ventanas y ventilar tu vivienda en estos momentos clave del día en los que el sol nos da un respiro.
Por la noche, puedes abrir las ventanas y ventilar antes de ir a dormir, para después correr unas cortinas térmicas y opacas que mantengan la habitación a una temperatura óptima y, al amanecer, eviten que luz del sol te despierte. O dejar abierta la ventana y utilizar la persiana para controlar este aspecto.
Y, durante las primeras horas de la mañana, también ventila de forma inteligente, especialmente si la distribución de tu hogar te permite hacer ventilación cruzada para que el aire circule de un lado a otro y se refresquen todas las estancias.
La sequedad ambiental contribuye a incrementar la sensación térmica en el interior de las viviendas. En consecuencia, es importante que intentemos mantener la humedad en valores óptimos: lo recomendable es que esta esté entre el 30 % y el 50 % en función de la temperatura que haga en el exterior, de forma que deberá ser más alta en los meses más calurosos.
La opción más sencilla para aumentar la humedad y proteger la casa del calor es recurrir a humidificadores, sistemas que se encargan de convertir poco a poco en vapor el agua y a expulsar este al ambiente de forma controlada. Pero si prefieres una opción todavía más sostenible y saludable, puedes recurrir a un truco casero: colocar una cortina o sábana húmeda (o recién sacada del congelador) frente a una ventana o la puerta de tu terraza o balcón, de forma que se encargue de refrescar el aire que entre.
Todo aparato que tengas conectado a la corriente eléctrica va a generar calor, sobre todo si está a pleno rendimiento. La televisión, el horno, el microondas, la lavadora, etc. contribuirán a aumentar la temperatura de tu vivienda cuando estén encendidos, así que procura apagarlos e incluso desenchufarlos si no los estás usando en ese momento.
Y si optas por utilizarlos, a ser posible que sea en un momento del día idóneo: por ejemplo, puedes aprovechar para poner la lavadora a primera hora de la mañana o a última de la tarde, o a cocinar en el horno por la noche para la comida del día siguiente. De esta forma, los electrodomésticos no se calentarán tanto y no incrementarán mucho la temperatura de las estancias en las que se encuentren.
Esta opción es algo más cara que las demás, pero quizá te compense para proteger la casa del calor durante el verano. Consiste en aislar térmicamente puntos clave de la vivienda, como puertas, ventanas o incluso el suelo, para que, en los momentos del día en que tengas cerradas las estancias, el calor de fuera no entre y la humedad del interior no se pierda. Con lo cual, lograrás crear un microclima específico y que se mantenga la temperatura que hayas logrado mediante otros métodos, como a través del aire acondicionado, de los ventiladores o humidificando el ambiente.
Si adquiriste recientemente tu vivienda y esta es de obra nueva, quizá ya cuente con un buen sistema de aislamiento. Y si no es el caso, siempre puedes plantearte consultar con un profesional para que valore la situación de tu hogar y te presente un presupuesto. Lógicamente, se tratará de una inversión considerable, pero ten presente que no solo te ayudará a mantener a raya el calor en verano y el frío en invierno, también te permitirá incrementar la eficiencia energética de la casa y, por tanto, a ahorrar dinero en tu factura mensual.
Quizá hasta ahora no habías reparado en ello, pero si sustituyes las bombillas tradicionales por otras de tecnología LED también estarás protegiendo tu casa del calor en pleno verano. Como hemos comentado antes, cualquier sistema que esté conectado a la corriente eléctrica se va a calentar y va a desprender calor; pero en el caso de las bombillas LED la diferencia de temperatura será suficiente como para que merezca la pena el cambio.
De hecho, estas soluciones cuentan con su propio disipador de calor, por lo que es importante comprobar que el mismo funciona correctamente para evitar sobrecalentamientos. Si es así, no solo notarás que la superficie de la bombilla no se calienta, sino que lograrás un consumo energético más eficiente, porque en su caso solo el 70 % de la energía se convierte en calor, por el 80 % de las lámparas fluorescentes y el 90 % de las incandescentes.
Pocos consejos encontrarás más sostenibles y amigables con el medioambiente que distribuir plantas de interior por toda tu vivienda. Con ellas, además de decorarla y dar un toque de color a las habitaciones, también contribuirás notablemente a renovar el ambiente y a lograr una temperatura óptima.
Entre sus propiedades, están la de refrescar las estancias por ser unos humidificadores naturales o la de renovar y purificar el aire. Así que no lo dudes y coloca plantas de interior en cada rincón de tu hogar que te lo permita. Especies como el Ficus, la Aloe Vera, la Sansevieria, el Laurel, la Palma de Bambú o el Helecho te ofrecerán resultados espectaculares y, de paso, darán vida a tu casa.
Por último, recuerda que no solo debes centrarte en tu casa para disfrutar de la mejor temperatura en verano. También es importante que tomes medidas directas para que tu cuerpo sienta el menos calor posible. De hecho, nuestro hogar suele ser sinónimo de comodidad y confort, así que, al llegar a él, no dudes en vestirte con ropa ligera, transpirable, de tonos claros y que te quede lo más holgada posible.
Si lo haces, tu organismo transpirará correctamente y acumulará menos calor, por lo que probablemente te sentirás mejor y sudarás menos. Algo que también podrás conseguir si te mantienes hidratado durante todo el día, bebiendo constantemente líquido (como agua o bebidas naturales) y comiendo alimentos frescos (como frutas, ensañadas o gazpacho).
Como acabas de ver, no es necesario gastarse mucho dinero o recurrir siempre a la tecnología para rebajar la temperatura en el hogar en los momentos más sofocantes del verano. En nuestro caso, te hemos traído varias soluciones sencillas y asequibles que te ayudarán a aislarte del calor y a refrescar el ambiente, por lo que te animamos a que las pongas en marcha para afrontar las próximas semanas de la mejor forma posible, a la vez que cuidas del medio ambiente y de tu bolsillo.
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