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Cómo reducir la humedad en casa: 5 consejos

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En el momento en el que compramos o alquilamos una casa, lo hacemos con la ilusión de convertirla en nuestro espacio, nuestro refugio personal en el que poder descansar y disfrutar de agradables momentos con los nuestros.

A la hora de dar forma a una vivienda propia, una decoración en la que se muestren nuestros gustos personales resulta clave para poder sentirnos cómodos y darle nuestro toque. Por otro lado, es importante también atender a otro tipo de cuestiones, que quizá no son tan evidentes, pero también son importantes. En este caso nos referimos a las condiciones ambientales del hogar.

Estos factores que no tenemos tan presentes pueden provocar que los sueños que hemos puesto en esa vivienda se arruinen. Así, la humedad en casa puede ser un problema molesto y que no solo afecte a la parte material, sino también a la salud de los que habitan en ella.

¿Cuál es el porcentaje óptimo de humedad en una casa?

Atendiendo al Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE) se recomienda una estimación de valores para controlar el nivel de humedad relativa (porcentaje entre la cantidad de vapor de agua real que contiene el aire y la que necesitaría para que el aire alcance su saturación a una misma temperatura).

Así, con este criterio, lo ideal sería establecer en un hogar una franja comprendida entre el 40% y el 60% de humedad relativa. Si tenemos cifras por debajo de estos valores, podemos arriesgarnos a la aparición de bacterias, virus y dolencias respiratorias, mientras que, si las cifras se mantienen por encima, encontraremos hongos, moho y afecciones alérgicas en los usuarios.

En Culmia entendemos la importancia de crear espacios acogedores y saludables. Por ello, en este artículo, te presentamos cinco consejos para reducir la humedad en tu hogar y mejorar la calidad de vida.

Recomendaciones para reducir la humedad en el hogar

Ventilación inteligente

Una buena ventilación y el control de los espacios interiores es clave para combatir la humedad. En este caso, podemos señalar dos tipos de ventilación: la natural y la forzada.

La ventilación natural es la que permite circular el aire entre el interior y el exterior de la vivienda, principalmente mediante el uso de puertas y ventanas. Pero no solo te puedes ayudar de estos elementos para ello, también pueden ser de utilidad tanto las chimeneas como los conductos de ventilación, en donde se generan corrientes de aire de forma natural. Por otro lado, encontramos las formas de ventilación en las que tenemos que echar mano de elementos mecánicos para realizar esta tarea. La ventilación forzada se realiza, normalmente, mediante ventiladores y extractores. 

Atendiendo a las distintas zonas de la casa, debemos tener especial cuidado con aquellas en las que la producción de humedad es mayor, como la cocina o el baño. En estos casos, si no disponemos de ninguna ventana exterior, debemos contar de manera obligatoria con rendijas o conductos de extracción. Con ello, evitaremos la más que posible condensación sobre superficies frías como los azulejos o los metales.

Plantas que absorben la humedad

Teniendo en cuenta la capacidad decorativa de las plantas, es de obligado cumplimiento el tener alguna de estas en las instancias de la vivienda. Las plantas son elementos que nos permiten estar en contacto con la naturaleza y además pueden ser muy útiles de cara a mejorar el ambiente que se respira en el hogar.

Pero puede traer algún inconveniente, ya que al tener que regarlas, podemos aumentar los niveles de vapor de agua en el interior de la vivienda. Para ello, deberemos analizar qué tipo de riego necesitan, el sistema que empleamos y la manera de disipar al exterior la humedad generada, a través de una ventana o alguna corriente de ventilación.

Para no complicarnos la vida, podemos decantarnos por aquellas plantas interiores que necesiten ser regadas de forma moderada, como, por ejemplo, el Tronco de Brasil o la Aspidistra.

Uso estratégico de sensores de humedad

Si queremos tener un control exhaustivo de la humedad para poder evitar excesos, empieza por poseer un buen sistema de climatización en tu casa, como, por ejemplo, un aparato de aire acondicionado que te permita impulsar aire seco para contrarrestar.

También, puedes decantarte por la opción de instalar sensores de humedad. Estos se pueden integrar con el sistema de climatización del que dispongas e, incluso, complementarlo con deshumidificadores que se activen automáticamente cuando existan niveles excesivos de vapor de agua.

O si el dinero te alcanza, existen numerosos aparatos que integran conjuntamente las opciones señaladas (calefacción, aire acondicionado y deshumidificación) y te permiten controlar la humedad y la temperatura desde un único dispositivo, por lo que se consigue un ahorro monetario y un ahorro físico de espacio, ya que evitas la acumulación de aparatos de por medio.

Así, y relacionado con este punto, podrás mantener un equilibrio adecuado de temperatura en tu hogar. Evita las fluctuaciones extremas, ya que esto puede contribuir a la condensación.

Reparación de posibles fuentes de fugas y diseñar soluciones naturales

Te recomendamos que, de cara a iniciar todo este proceso de control ambiental dentro de tu casa, deberás atender un punto clave: inspecciona y repara cualquier fuga o filtración en techos, paredes o cañerías. Las fugas pueden ser una fuente invisible, pero significativa de humedad.

Cuando ya tengamos todo revisado y nos cercioremos de que no hay ningún punto de pérdida, las soluciones naturales siempre han funcionado, gracias a su eficiencia y al ahorro económico del que vienen acompañadas. Un ejemplo claro se establecería con la apertura de ventanas contrapuestas para generar de forma cruzada una ventilación.

Almacenamiento consciente

Evita el almacenamiento excesivo y desorganizado, especialmente en áreas propensas a la acumulación de humedad. La aparición de estas filtraciones puede provocar el daño de los objetos, independientemente de las consecuencias nocivas para la salud.

Asegúrate de que los objetos estén almacenados en lugares ventilados y utiliza organizadores que permitan el flujo de aire.

Un entorno sin humedad, una casa confortable

En conclusión, reducir la humedad en casa es esencial para garantizar un ambiente saludable y de confort. En Culmia nos esforzamos por proporcionar información valiosa para mejorar la calidad de vida en nuestros hogares. Pon en práctica estos consejos y disfruta de un entorno más beneficioso para ti y tu familia. ¡Tu hogar merece lo mejor!

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