En los últimos años, la autogeneración de energía en el ámbito doméstico se ha convertido en una opción sostenible y rentable a medio y largo plazo. Así, gracias a tecnologías basadas en las energías solar, eólica o térmica, muchos ciudadanos ya tienen la oportunidad de instalar sistemas en sus domicilios para no depender exclusivamente de terceros a la hora de realizar su consumo energético.
En concreto, según el Informe de 2024 realizado por SotySolar junto a UNEF y Aiko Energy, hoy en día uno de cada cinco propietarios españoles (22 %) ya cuentan con energía solar en casa o, al menos, están planteándose seriamente contar con una instalación de este tipo. De ahí que en este artículo te hablemos de esta opción y de otros ejemplos de energía renovable que puedes implementar en tu hogar fácilmente.
Implementar energía renovable en el ámbito doméstico suele requerir de una inversión económica. Pero esta merece la pena si apostamos con ella con una visión de futuro, ya que nos puede aportar beneficios muy interesantes. Entre ellos:
¿Cuáles son las principales opciones que hoy en día tiene el propietario de una vivienda para instalar un sistema de energía renovable? Aquí te las contamos:
Es la opción más popular y utilizada. A raíz de los altos precios de la energía eléctrica en los últimos años, ha protagonizado un ‘boom’ en España que se ha traducido en el récord de MW de este tipo conectados a la red, con 5.594 MW en 2023 (un 28 % más que en 2022). Sin embargo, en los primeros meses de 2024 ya se ha apreciado una cierta desaceleración, ya que el ritmo de instalación ha caído un 26 % (un 15 % en el caso del entorno doméstico).
Para disfrutar de esta opción, basta con solicitar la instalación de paneles solares. Esto es algo que se podemos hacer a través de nuestra comunidad de vecinos, si el domicilio pertenece a un edificio de viviendas, o de forma individual si nuestra casa es de tipo unifamiliar. E incluso existe la opción de llegar a un acuerdo con otras comunidades de vecinos colindantes para beneficiarse de una misma instalación.
Los mencionados paneles solares transforman la luz solar (no el calor) en energía eléctrica, la cual luego podemos aprovechar en nuestra vivienda. Además, estas pueden tener también baterías, de forma que la energía que se genera y no se consume inmediatamente puede almacenarse para que la podamos utilizar en otro momento de la jornada, como durante la noche.
Si el edificio o la vivienda se encuentra en un lugar con condiciones de viento favorables, se puede instalar un sistema de generación minieólico. Normalmente, este se basa en una serie de pequeños molinos de viento que incluyen generadores o turbinas de pequeña potencia (inferior a los 100 kW), para que aprovechen la fuerza de las corrientes de aire y la transformen en energía eléctrica.
Se trata de una opción que puede suponer un ahorro de hasta el 50 % en la factura energética total, pero que para hacerse realidad debe cumplir una serie de requisitos. Entre ellos, como decimos, una velocidad media del viento que sea de al menos 4 m/s; además de tener espacio disponible para la instalación de los minimolinos y, lógicamente, cumplir con la normativa relativa a las características del inmueble, como que haya, por ejemplo, una distancia mínima con la vivienda más próxima.
Estos son dos ejemplos de energía renovable para el hogar que están actualmente más en auge. Aunque es importante destacar que no son totalmente independientes, porque necesitan a su vez de tener algo de energía eléctrica para poder funcionar correctamente y generar, a su vez, más energía.
En ambos casos, consisten en la instalación de bombas de calor que se encargan de captar calor del suelo o del aire para, a través de diferentes circuitos eléctricos, comprimirlo y transportarlo a lo largo de la vivienda. De esta forma, es posible calentar sus estancias o refrigerarlas, en función de las necesidades de cada momento.
Son soluciones que normalmente tienen un coste de instalación más alto que el de las alternativas existentes, pero que compensan este hándicap con otras ventajas, como un coste de mantenimiento bajo, una producción energética constante y una vida útil larga. De hecho, están preparadas para multiplicar por entre dos y cuatro veces la energía térmica o frigorífica que consumen para su funcionamiento.
Es uno de los ejemplos de energía renovable para el hogar más desconocidos, ya que no es sencillo sacarle todo el partido. Fundamentalmente, porque funciona mediante materia orgánica, de origen animal o vegetal, así como de los materiales que proceden de su transformación natural o artificial.
Estos sistemas utilizan la materia de esta procedencia para, principalmente, generar calor y agua caliente, si bien también pueden producir electricidad. De esta forma, normalmente encontramos mecanismos de tecnología de biomasa en estufas (suelen ser de leña o pelets) y calderas de diferente tipo, como las de baja potencia para viviendas unifamiliares, las destinadas a la calefacción centralizada de bloques o edificios de vivienda o las de gran tamaño para calentar varios edificios, grupos de viviendas e instalaciones.
Entre sus ventajas, encontramos el bajo precio de su combustible (es más económico que el de los fósiles), su alto rendimiento o su bajo nivel de contaminación. Aunque, a cambio, también presenta ciertas incomodidades: desde el espacio que ocupan (las calderas suelen ser grandes), a la generación de residuos en forma de cenizas, pasando por la necesidad de cargar el combustible cada poco tiempo y de realizar un mantenimiento regular para que funcionen adecuadamente.
¿Cuál de estos 5 ejemplos de energía renovable te llama más la atención para implementar en tu hogar? Cualquiera de ellos puede ayudarte a disfrutar de un estilo de vida más sostenible, al igual que los consejos que incluimos en nuestra guía sobre ‘Vivienda saludable y construcción sostenible’. ¡Descárgatela totalmente gratis aquí y descubre todo lo que puedes hacer para vivir en plena sintonía con el medioambiente!
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