El reciclaje es un hábito que muchos hogares españoles ya han integrado en su día a día. En concreto, aproximadamente 8 de cada 10 personas afirman separar sus residuos en el ámbito doméstico. Pero este dato puede llegar a resultar engañoso, porque todavía hay un gran número de personas que no lo hacen correctamente o que incluso no se atreven a ello precisamente por temor a equivocarse al reciclar residuos domésticos.
De hecho, en nuestro país hay hasta 5 colores diferentes para desechar la basura, por lo que es lógico tener dudas sobre el cubo en el que debe ir cada cosa. Esta es la razón por la que en CULMIA hemos elaborado una completa guía para el reciclaje de residuos domésticos que te ayudará a despejar dudas y a hacer este proceso de forma sencilla y práctica.
Anualmente, cada español genera 467 kg. de basura. O lo que es lo mismo, 1,27 kg, al día. Pero de todo estos residuos, tan solo el 38,6 % es reutilizado gracias al reciclaje, de forma que 13,5 millones de toneladas al año acaban en la incineradora o en el vertedero. Lo que tiene implicaciones ambientales, sociales, económicas e incluso para la salud de las personas.
Al elegir reciclar en su día a día, un ciudadano reduce su huella ambiental y fomenta la economía circular para que entre todos podamos hacer un mundo más sostenible. Fundamentalmente, porque el reciclaje de residuos domésticos tiene estas ventajas principales:
Seguramente te hayas preguntado en multitud de ocasiones en qué contenedor debías tirar el último envase que acabas de utilizar. Y es que el primer paso para reciclar correctamente y facilitar todo el proceso es separar correctamente los residuos y enviarlos a su respectivo depósito.
Pues bien, esta es la distribución habitual en España:
Contenedor amarillo. Se utiliza para desechar los recipientes y envases que se utilizan en alimentación. Esto incluye: envases de plástico, de aluminio y metálicos (como latas de refresco y conservas), briks (incluyendo los de cartón, de leche, zumos o salsas), tapas y tapones de botellas de plástico, bandejas para comida, etc.
Contenedor azul. Se emplea para tirar el papel y el cartón, siempre y cuando estos no estén sucios. Por lo tanto, excluye los envases de alimentación, que, como acabamos de ver, van en el contenedor amarillo. Los más habituales son papeles de revista y periódico, envases y bolsas de papel, vasos de papel, hueveras, productos fabricados con fibra de celulosa moldeada, etc.
Contenedor verde. Es el lugar asignado para depositar los productos de vidrio, como botellas, frascos o tarros. En este caso, es importante aclarar que no es el contenedor para el cristal o la cerámica, porque estos productos (bombillas, platos, ceniceros, etc.) deben ser llevados a un punto limpio.
Contenedor marrón. Aquí deberemos depositar todos los residuos orgánicos que generemos. Es decir, los restos de comida (cáscaras, semillas, huesos, aceite, etc.), los residuos vegetales, los residuos de materiales que procedan de la naturaleza (como prendas de algodón y gasa, productos de origen animal o restos de animales muertos) y los residuos de papel y cartón que estén sucios (como las servilletas o toallitas de papel).
Contenedor gris. El último contenedor es el que aglutina aquellos desechos que, por sus características, no van a poder ser reciclados de ninguna forma. Incluye chupetes, compresas, pelo, colillas, polvo, cerámica, cristal, pañales, herramientas de cocina o biberones.
Además de los cinco contenedores mencionados, los ciudadanos disponen también de puntos limpios (conocidos en algunos lugares como Ecocentros, Ecoparques, Puntos Verdes, etc.) para desechar determinados residuos que no se incluyen entre la recogida domiciliaria. Normalmente son de competencia municipal y pueden encontrarse en instalaciones fijas (puntos permanentes), móviles (en vehículos de recogida que cumplen unos horarios concretos) o en espacios colaboradores (lugares privados pero que realizan este servicio en asociación con el Ayuntamiento).
En concreto, los puntos limpios son el lugar que está preparado para hacerse cargo de los materiales que no pueden ir en los cubos tradicionales, como:
Y junto a ellos, también hay que mencionar los puntos SIGRE. Estos son contenedores que se encuentran en más de 22.000 farmacias de toda España para facilitar la eliminación o reciclaje de todos los productos y materiales asociados a los fármacos: medicamentos caducados o que ya no se utilicen, cajas de medicamentos, envases vacíos, etc. Esto no incluye otros elementos, como agujas, tests de COVID-19, mascarillas, radiografías, productos químicos, gasas o termómetros.
Los primeros que debemos ponernos fácil el reciclaje de residuos domésticos somos nosotros mismos. De hecho, separar físicamente los diferentes cubos o bolsas nos ayudará a desechar correctamente cada objeto, ya que no tardaremos en aprender dónde va cada cosa y podremos reciclar casi sin darnos cuenta.
Para ello, es recomendable tener en la cocina un cubo con diferentes compartimentos para colocar en cada uno de ellos la bolsa de color correspondiente. Si lo hacemos, ahorraremos espacio y tendremos centralizada la tarea.
Es habitual utilizar el inodoro como un gran cubo de basura donde tirar todo tipo de residuos. Sin embargo, esto es un error, porque no es el lugar óptimo para deshacernos de productos como tampones y compresas, bastoncillos, toallitas usadas, preservativos, medicamentos, tiritas o hilo dental, colillas, lejía o amoniaco, pinturas, disolventes o basura orgánica.
El problema es que todos estos objetos crean grandes atascos en los sistemas de alcantarillado, lo que tiene un elevado coste para los sistemas de saneamiento de las ciudades. Por lo que lo idóneo es contar en el baño con un recipiente específico para este tipo de basura que nos permita hacer el cribado adecuado.
Si tenemos claros los diferentes tipos de contenedores que hay, conocer el origen y la composición de los productos nos va a facilitar mucho el reciclaje de residuos. Por eso, consultar la etiqueta y los envases es siempre una opción muy interesante si tenemos dudas sobre dónde debe ir cada objeto, ya que suelen contener información muy útil o incluso indicar directamente la mejor forma para reciclarlo o desecharlo.
Actualmente, no es imprescindible limpiar a fondo los recipientes y envases que se puedan reciclar, como aquellos que depositaremos en el contenedor amarillo. La razón es que normalmente estos ya se someten a un proceso de limpieza industrial antes de ser reciclados, por lo que hacerlo previamente puede acabar siendo un gasto de agua innecesario.
De esta forma, podemos hacerlo si el residuo está ligeramente sucio y no necesitamos usar una gran cantidad de agua. Y, en el caso de aquellos envases con una zona sucia y otra limpia, como puede ser una caja de pizza, lo ideal es que depositemos cada parte en el contenedor apropiado: la sucia en el de basura orgánica y la limpia en el de cartón (azul).
A la hora de reciclar, para facilitar su transporte, es aconsejable que reduzcamos en la medida de lo posible los envases y briks que desechemos. Por ejemplo, podemos aplastar las botellas de plástico, las latas de refresco y los briks de leche para minimizar su tamaño; lo que nos permitirá rebajar el volumen de la bolsa y aprovechar mejor el espacio.
Recuerda que no todos los objetos viejos que tienes por casa o los productos que consumes pueden acabar en la basura. En algunos casos, puedes buscar la forma de reutilizarlos por ti mismo/a para darles una segunda vida y sacarles el máximo partido.
Ejemplos comunes de ello son emplear telas y ropa vieja para crear otros objetos con ellas, como bolsas o trapos; utilizar envases usados para hacer otras funciones (por ejemplo, para aprovecharlos como macetas), desmantelar muebles para crear otros nuevos o incluso emplear CD’s viejos como posavasos o adornos navideños. ¡Explora todas las posibilidades del mundo DIY y sorpréndete con lo que puedes llegar a hacer con aquello que pensabas que ibas a mandar a la basura!
Finalmente, ten presente que el reciclaje de residuos es una tarea en la que debemos comprometernos todos. Así que, si no vives solo/a, comparte esta guía práctica con el resto de los habitantes de tu casa para que ellos también lo hagan en su día a día. Y, por supuesto, si tienes hijos, trata de inculcarles el hábito de hacerlo, porque si se acostumbran a reciclar desde pequeños, cuando sean adultos podrán seguir transmitiendo estos valores de respeto por el medio ambiente.
Esperamos que esta guía para el reciclaje de residuos te resulte útil para vivir de forma más sostenible e incluso para ahorrar algo de dinero en el proceso. Principalmente, porque al reutilizar objetos antiguos, evitarás tener que comprar nuevos.
Y, como imaginarás, esta es una opción muy interesante que también puedes acompañar del resto de recomendaciones presentes en nuestra ‘Guía para ahorrar en casa’ y que puedes descargar de forma totalmente gratuita a continuación. ¡No te la pierdas!
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