“Ordenar” es un verbo que es fácil de decir pero más complicado de poner en práctica. No es recomendable que nos pongamos a ordenar nuestra casa por simple impulso, porque si lo hacemos, lo más probable es que nos agobiemos, cansemos o que incluso acabemos creando más desorden del que ya había inicialmente. En su lugar, tenemos la opción de diseñar una pequeña estrategia que nos ayude a organizarnos y a establecer una serie de reglas básicas de fácil cumplimiento.
De hecho, en los últimos años han surgido un buen número de metodologías diferentes para ayudarnos a poner orden en nuestra vivienda. En nuestra guía para ‘Mantener el orden en casa’ puedes encontrar las más importantes; aunque de todas ellas, hoy queremos hablarte de una de las más populares y prácticas: mantener el orden en casa con Marie Kondo.
Marie Kondo es una consultora y escritora japonesa nacida a finales de 1984. Desde muy pequeña se interesó por el mundo de la decoración y el orden en el hogar, una pasión que trasladó a su adolescencia y juventud, ya que disfrutaba ordenando las cosas y las habitaciones de los demás.
Asegura que a los 16 años, al entrar en su habitación con una bolsa de basura en la mano, sintió que tenía la necesidad de “tirar todo”. “Fue el clímax de mi estrés y, en ese momento, me desmayé. Un par de horas después me desperté y en mi menté apareció la frase ‘mira las cosas de forma más cuidadosa’. Desconozco si fue una voz real o algo que provino de mí, pero creo que fue ‘el dios del orden’. En ese momento, me vino la inspiración” recuerda.
Tras estudiar sociología, fundó una consultoría de gran éxito en su país. Y poco después llegó su libro ‘La magia del orden’, un auténtico éxito de ventas que la lanzó al estrellato y que facilitó que, en pocos años, pasara a ser una de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista ‘Time’ y que incluso contara con su propia serie de televisión en la plataforma Netflix. De ahí que, actualmente, sea una de las grandes voces autorizadas en lo que respecta al orden en el hogar.
El método de Marie Kondo para ordenar se llama KonMari y se basa en dos pilares principales:
Se podría decir que el KonMari es en sí mismo un estilo de vida que nos ayuda a ser felices. Por eso, para tomar las decisiones más importantes debemos aplicar el criterio de la felicidad: valorar si ese objeto en concreto que está en casa nos es útil y nos gusta o, si por el contrario, tan solo sirve para ocupar espacio por no aportarnos nada.
Mantener el orden en casa con Marie Kondo es posible, según la metodología KonMari, si tenemos en cuenta estos 6 preceptos:
Para que sea realmente efectivo nuestro trabajo, tenemos que creer en lo que estamos haciendo. El propósito no solo de ordenar, sino de mantener después todo ordenado, es fundamental para que consigamos buenos resultados. Y es que no olvidemos que el KonMari quiere acompañarnos durante toda nuestra vida, no solo para ofrecernos una solución puntual a la hora de organizar nuestra casa.
Si alcanzamos un estado de bienestar con nuestra casa y con nosotros mismos, será mucho más fácil que consigamos ser felices. Así que la clave es que, antes de nada, hagamos el esfuerzo de imaginar lo que queremos para nuestra vida: si pensamos en el estilo de vida que nos gustaría disfrutar, podremos definir mucho mejor el camino para terminar alcanzándolo.
El apego material es uno de los grandes ‘enemigos’ del KonMari. Según esta visión del orden, podemos ser felices con pocas cosas alrededor, así que la meta es empezar a ordenar nuestra casa mediante la limpieza de todas aquellas cosas que hay en ella y que nos sobran.
Esto puede ser una tarea dura y laboriosa, porque quizá hayamos acumulado muchos objetos durante los últimos años y ahora necesitemos tomarnos las cosas con calma para deshacernos de todos ellos. Y si este es tu caso, te recomendamos que programes esta purga por áreas o zonas del hogar, para ir limpiando poco a poco y sin necesidad de agobios.
En lo que respecta al orden, el lugar donde guardemos las cosas es secundario. Lo que importa es que agrupemos los objetos por categorías o por usos; porque si lo hacemos así, no ocuparemos diferentes espacios para cosas de la misma clase.
Por ejemplo, quizá tengamos un lugar para guardar herramientas en el salón y otro similar en otra habitación o en el garaje. Si en lugar de ello, ponemos todas las herramientas en el mismo lugar, sabremos siempre el lugar a donde deberemos dirigirnos si necesitamos utilizar una. Y, además, también tendremos mucho más fácil comparar todos los objetos similares para determinar si podemos desechar alguno de ellos.
¿Por dónde empezar a ordenar? Según su experiencia, Marie Kondo lo tiene muy claro. Ella recomienda comenzar con la ropa, para después continuar en una sucesión que incluya los libros, los papeles, el komono (objetos variados) y, finalmente, los objetos con algún valor sentimental para nosotros. ¿La razón? Es un recorrido que va de menor dificultad a mayor, por lo que si lo seguimos, no se nos hará cuesta arriba.
Si en algún momento de este proceso para mantener el orden en casa con Marie Kondo, no tenemos claro por dónde seguir o qué hacer, podemos recurrir a una cuestión que nos ayude a aclarar las ideas: ¿el siguiente paso que nos estamos planteando dar nos haría más felices?
Es decir, el KonMari propone que tomemos decisiones para fomentar nuestro bienestar, porque el buen orden será aquel que logre que nos sintamos en armonía con nuestro entorno. Así que, si vemos que hay algo en nuestra casa que realmente no nos aporte nada, tendremos prácticamente el deber de deshacernos de él para que no nos siga estorbando.
Con estos 6 consejos, ya estamos en condiciones de poner en práctica la metodología de Marie Kondo. Pero ahora queda resolver otras cuestiones claves: ¿cuándo y cómo? Al tratarse de una actividad que va a ser importante para nuestra vida, lo ideal es que elijamos bien el momento y que podamos hacerlo con tranquilidad. Podemos plantearnos empezar una mañana en la que tengamos tiempo y en la que no estemos acompañados, porque así podremos tomar las decisiones más importantes sin vernos influenciados por otras personas.
Y tú, ¿ya tienes claro cuándo ponerte en marcha?
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